La mañana del martes empezó bien, algo rara, pero bien, nada hacía presagiar lo que me esperaba por la tarde. Estuvimos coloreando, aprendiendo canciones, bailando villancicos (sí, bailando, ¿os imagináis cómo se bailan los villancicos?) y ¡Miguel ya escribe su nombre sin una sola falta y sin que le demos pistas! para ser peque tiene una letra que emocionaría a A, ella tiene una caligrafía perfecta, a la inglesa. A veces descarta bolis cuando va a escribir porque dice que pintan feo y creo que ni en el colegio tuvo una falta de ortografía. Mi letra en cambio, se parece a la de Miguel, un día, mi jefa vino emocionada a enseñarme un folio en el que Miguel estaba dibujando y estaba escrito "papá, mamá, Marcos, Ana y yo" Pensaba que lo había escrito él y no se acordaba de que mi letra es ésa. En fin.
Por la tarde, terminé pronto y, justo cuando estoy saliendo del edificio, sonó mi móvil. No tenía el número en la agenda del teléfono, pero en cuanto lo leí supe reconocerlo con un pellizco en el estómago. Era él. Mi ex. De pronto, un sudor frío se apoderó de mí, me paralicé como si creyera que me mira a través de la pantalla del móvil, pero éste seguía sonando. Mi mente no reaccionaba con rapidez, por un lado me decía: ¡no lo cojas, no lo cojas que te lía! y por el otro: a lo mejor es que quiere decirte algo importante... (vale, ahora escribiéndolo suena más idiota aún)
- ¿Sí? (con tono queriendo parecer desinteresada)
- Hola Marina ¿qué tal? yo seguía muda, no podía articular palabra, el corazón se me iba a salir...
- Seguro que bien, oye que hoy me he acordado de ti, con el rollo de la Navidad y todo eso y pensé en llamarte para quedar un día a tomar café
Seguro que bien ?¿ ¡si me dejó plantada! no me dijo nada, me lo encontré al día siguiente por la calle con otra, me la presenta como "su amor" y nunca más me llamó, ¿cómo está tan seguro de que esté bien?Rollo de la Navidad?¿ pero si nosotros estuvimos ¡de febrero a agosto!
La Marina mala se estaba comiendo a bocados a la Marina buena, así que de la mudez estaba pasando al ardor de estómago.
- Oye, perdona, es que voy conduciendo, ¿qué quieres?Silencio...
- Pues tomar un café y charlar
- No tengo tiempo para ti ni tus cafés! Bueno, pues un día de estos, hasta luego (Quéeee??? cómo que "un día de estos???) Mierda, mierda, mierda!! menuda tonta!!! tenía que haberle puesto verde y desahogarme tranquila, aunque después de 2 años ya no sé si me desahogaría bien. Recuerdo ciertas cosas con mucha claridad, pero otras vagamente y no estoy segura de haberlas reinventado hasta crear una historia nueva. Del ardor de estómago pasé a la indignación, cabreada conmigo, cabreada con él, más cabreada conmigo. Y justo cuando suelto el bolso en el coche, suena un sms. Lo miré como si fuera un paquete bomba todo el camino, mientras conducía, miraba de reojo por si decía algo o yo qué sé. Llegué a casa y decidí ignorar el móvil. Y cuando entro, empieza a sonar el teléfono de casa (ya me lo han puesto, por cierto, han tardado más que en el Escorial!) Joder! será él? ¿tiene mi número de casa antes que yo? ¿vendría con el de Telefónica para conectarlo y darme la sorpresa? ¿me viene siguiendo? Me acerqué al aparato como si fuera una piraña y como no dejaba de sonar, pude ver en la pantalla que ponía el nombre de A. Ufff, ¡por poco! con tanta tensión se me había olvidado que le dejé una copia de las llaves para atendiera al técnico y, como es normal, tiene el número del teléfono, claro. Mierda! ¿y si A me llamaba porque se ha enterado que hablé con el malo?
- Hooolaaaa ( entonaba a modo de cancioncilla)
- Hola A. Era lo primero que vocalizaba tras la llamada y la voz me salía seca y ronca.
- ¿Estás bien? te mandé un sms al móvil y como tú siempre contestas rápido, pensé que ya estabas en casa enredando con el fijo. ¿Te gusta? es bonito, ¿verdad? He conseguido que el técnico te pusiera otro teléfono porque el que pensaba instalarte parecía de los Picapiedra. Ahora me sentía incómoda, necesitaba desahogarme con ella, pero tampoco sabía si me iba a regañar...
- Me ha llamado el malo Solté a bocajarro. Silencio...
- Ahm, y ¿qué ha pasado? ¿lo has cogido?- Pues, la verdad es que no quería, pero al final me lié y sí, he contestado.Silencio...
- Bueno, pues nada ¿tú estás bien?
- No, no sé, estoy molesta conmigo por haberlo cogido y por no haber rechazado su café... lo dejé caer como si nada, pero lo dije más bajito que el resto de la frase teniendo esperanzas de que no lo entendiera
- Bueno, Marina, tú sabrás tus cosas... ¿te gusta el teléfono?¿¿¿Cómo??? creo que era peor que A respetara mi decisión y no se metiera, prefería que me regañara y me dijera lo que tenía que hacer, aunque ya sé que ella no es así... C me obligaría a llamarlo de vuelta e insultarlo...
Encendí la tv y me hice una ensalada, pero ni vi nada ni pude probar bocado... Ya empezaba otra vez. Siempre he estado más bien gorda, pero debo reconocer que cuando había un hombre de por medio se me quitaba el hambre sorprendentemente y es cuando más delgada he estado. Pero con el mal de amores y el estrés post decepción, acababa volviendo a mi peso de siempre. Me acosté y caí rendida, pero aún dormida seguía escuchando su voz en mi cabeza, era más fuerte que el rugido de mis tripas.
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