viernes, 16 de diciembre de 2011

Agosto 2011

Con tantas noticias bomba el calor insoportable que sufrimos en agosto ni lo noté. El trabajo en la empresa me resultaba cómodo, pero no me veía toda la vida ahí. Seguía echando de menos a mis niños, supongo que el mes que llevaban en Bilbao de vacaciones se notaba bastante aún con un verano de no parar. A final de mes bautizaban a Bruno (temía que el niño se fuera a derretir) así que contaba los días para que "llegaran" antes. Y una de las noches que no podía dormir por el calor, me desperté pensando que estaba a tiempo para enterarme de los plazos y matricularme de Educación Infantil y si ahorraba lo suficiente, con el tiempo, ¡podría poner una guardería! A medida que me emocionaba, me surgían más ideas y más me alejaba del sueño reparador que necesitaba, pero mi sonrisa era imborrable. 

B había agotado ya todas las vacaciones de verano y estaba de vuelta en el trabajo, así que vinieron A y C a mi casa custodiando dos tarrinas grandes de helado. Nos hicimos batidos (por la impresión de que engordamos menos) pero C estaba muy muy rara, A y yo nos miramos varias veces preguntándonos qué mosca le había picado, pero no terminábamos de estar seguras de preguntarle, así que pasé a contarles    que el enfermero tenía pensado llevarme esa noche a cenar a un sitio super romántico según él. Las niñas me preguntaron si estaba feliz, porque ellas me veían tranquila, pero tampoco entusiasmada en exceso. Debo reconocer que me ofendió un poco la opinión que tenían, pero acabé reconociendo de que estaba a gusto, me gustaba estar con él, me sentía bien. Reconozco que la primera imperfecta soy yo, pero digamos que de una hipotética lista de cualidades para mi hombre ideal, al enfermero le faltaban unas cuantas. Pero oye, hay que aceptar a cada uno como es y, aunque empezaba a resultarme un coñazo tener que limpiar todos los días el cuarto de baño por la cantidad de pelos que suelta y poner lavadoras prácticamente con calcetines y ropa interior suya, me sentía bien, acompañada. Era la primera vez que no estaba sola desde que C y yo dejamos de vivir juntas.

Cuando la conversación parecía girar otra vez a preguntar qué le pasaba a C, apareció el enfermero y ya no pudimos seguir preguntando. ¡Se nos había hecho muy tarde! y yo quería ponerme mona (o al menos intentarlo) para la famosa cena, así que las chicas salieron disparadas y yo me puse manos a la obra. El caso es que la cena fue un poco chofff, me había estado vendiendo la moto de que era un restaurante  romántico y ya os podéis imaginar mi cara cuando entramos a un Foster Hollywood... Se me fue toda la emoción ¿esto es lo que entiende él como romántico? Y él, dándose unos aires con la pepsi ilimitada que parecía aquello vino del bueno, vamos. En fin, fue un poco raro todo porque a mitad de la cena me pregunta:
El: - ¿tú y tus amigas pasáis mucho tiempo juntas, no?
Yo: - bueno, tampoco tanto
El: -¡hombre, si llegáis a pasar más tiempo juntas se quedan a dormir!
Yo:- tampoco pasaría nada si se quedan, ¿no? de todas formas cada una tiene su casa
El:- está claro, pero vamos, es que veo que estás con ellas que no cagas...
Y entre la cena "romántica" en el Foster rodeada de adolescentes y estas tonterías estaba a punto de tirarle a la cara unas alitas de pollo.
Yo:- pero a ver ¿cuál es el problema? ¿te caen mal? No es que esté con ellas que no cago, es que son mi familia, las que están ahí siempre. Tú tienes la suerte de que cuentas con tus padres y yo, afortunadamente las tengo a ellas. Tú hablas con tu madre todos los días y yo no te digo nada a mí me parece bien.
El: - ¿que insinúas?
Yo: - ¿ein? ¿insinuar de qué?
El:- mira, mejor vamos a dejarlo ya...
¡Hay que joderse! vamos a dejarlo ya dice el amigo. ¡Me tenía frita!
Cuando llegamos, yo me fui a darme un baño y cuando salí, él estaba roncando a pierna suelta...
A la mañana siguiente, me desperté a las mil, completamente desorientada y los pelos pegados del sudor. Cuando miro la hora ¡la una del mediodía! ¡Qué manera de dormir! El enfermero no estaba en casa, me costó un poco darme cuenta porque estuve andando como las borrachas y medio dormida. Qué raro, tenía el día libre, habría ido a comprar pan... Las dos, dos y media... ¿se habrá ido a casa de su madre a comer? no me ha dejado nota ni nada. Le llamo al móvil
Yo: -¡Hola, buenos días tardes ya! jaja
El:- Hola (leedlo lo más borde que podáis)
Yo: - ¿va todo bien? ¿vienes a comer?
El: - Estoy perfectamente. Ya he comido.
Yo:- Ahm...
Silencio
Más silencio
El:- tengo que colgar, ¿vale?
¿?
Yo:- Esto... bueno, pues hasta luego.
Me quedé pilladísima. Al rato me llama C con muy mala voz y se vino a casa. Me enteré de todo: ¡¡¡¡estaba embarazada del tío del anuncio de Axe!!!! Muerta me quedé como ella, pobrecita.
C: - Tía, te lo juro que nos líamos un montón de veces pero... "del todo" una sola vez que nos quedamos solos en el pub y nos bebimos hasta el agua de los floreros, pero es que el tío es un imbécil y yo, te lo juro...me quiero morir. No tengo dinero para abortar, pero ¿cómo voy a tener un bebé? sé que es muy inmaduro decir esto si te acuestas con alguien sin protección, pero es que ni me enteré prácticamente y sería muy irresponsable criar a un bebé en mi situación. No tiene culpa el niño de nada como para llevar una vida tan chunga, ¡que no tengo más que para pagar el alquiler!
Yo:- bueno, vamos a ver, cálmate. ¿De cuánto estás?
C: no llego a dos meses, pero Marina, tengo que pensar lo que sea ¡ya!

Nos tiramos las dos en la cama, mirando hacia el techo sin poder pensar en nada, porque claro, soluciones al problema sólo había dos y estaba claro que ninguna de las dos era buena idea del todo. A esto que me da por abrir mi armario y veo que el enfermero se ha llevado toooda la ropa. No dejó ni rastro. Interrogante de nuevo, así que le mandé un mensaje ¿estás bien? tengo la impresión de que ha pasado algo y no me he enterado aún.Besos, Marina.Tardó como 2 horas más en contestar el mensaje y a mi se me iban a caer los ojos de mirar tan fijamente la pantalla del móvil. Cuando ya no contaba con una respuesta, recibo ésto: Mira Marina, ha estado bien. Pero nada más. Yo necesito una vida más seria, ¿entiendes? será mejor dejarlo así

¿Así?, ¿Así cómo? ¿Una vida más seria de qué? ¡Si no sabe ni untarse las tostadas! Llevaba dos meses en casa sin aportar ni un duro, que no es lo peor, sino que encima no limpiaba, ni lavaba, ni cocinaba y yo hasta le hacía la colada de sus estúpidos calzoncillos de Kukuxumusu de los cojo***. ¡Joder con el tonto éste! ¿ha estado bien? no lo diría por la cena del Foster porque me sentía una anciana rodeada de párvulos... No entendía nada.

Sacamos lo que quedaba de helado y nos quedamos dormidas durante el atracón. 
Y si nos quedaba algo de empacho, a la noche siguiente fui ya compuesta y sin novio a una cena marroquí que organizaron A y SuperA y justo antes de llegar a los postres, deciden hacer un brindis y A empieza a hacerle señas a SuperA a ésto C y yo nos miramos con los ojos como platos pensando o niño o boda, o niño o boda. Pues no, no acertamos: en un mes se iban del país, se mudaban a Suiza. 

Yo ya no sé si era del atracón de helado de la noche antes, del susto de C en el cuerpo, de mi vacío existencial por el plantón del enfermero o por la noticia en sí, que no pude probar nada más. Es más, creo que ni hablé. Y en el bautizo del pequeño Bruno en el que sudamos más que en Cayo Coco, me pasé toda la tarde en modo "estoy en otro mundo" se nota hasta en las fotos, que salen casi desenfocadas, qué desastre. 

Pues sí, si tengo que definirlo, agosto fue un mes repleto de sorpresas.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Julio 2011

Entre días de un calor insoportable, barbacoas los fines de semana y turnos de noche (trabajo) de el enfermero pasó el mes de julio en un santiamén. El trabajo en la oficina era laborioso, pero no complicado. Cada mañana se prevee como una auténtica sorpresa: el jefe, de unos 68 años, tiene otro hermano trabajando también en la empresa (no más joven de 60) y junto con la hermana del exnovio de A y los dos técnicos de reparación e instalación, formábamos una plantilla muy dispar, pero bien avenida. 

B se vino unos cuantos días de vacaciones y C estaba a tope de trabajo en el pub, la terraza de verano estaba siempre llenísima, pero era un gustazo llegar y tener siempre mesa ¡Ya sé lo que sienten los famosos! Bueno, no os he contado, B se trajo a su recién estrenado novio (2 mesecitos) profesor de Educación física y entrenador personal, casi nada. Tanto para A como a mí nos parece un poco look arrastrado/perroflauta: entiéndase por esto un chico con una melena a lo pasión de gavilanes que parece que no se peina y con unos vaqueros como si se hubiera caído por una montaña pero que cuestan 200 euros. Es un poco el chico Decathlon por excelencia: canoa, rafting, puenting, escalada, alpinismo, esquí... así que por amor, empezamos a notar cómo B cambiaba sus conjuntos chic con cuñas vertiginosas por mini shorts vaqueros y sandalias planas (¡!) Imaginamos que se las ha tenido que comprar, no recordamos haber visto nunca un zapato plano en su armario. 
A C le parecía un tío que molaba, pero es que el estilo de ella es así también, algo perroflauta. C se compra su ropa en Natura y en los puestos de los hippies, asi que es comprensible.Pero esa noche de la terraza no es que la viéramos precisamente sonriendo a un perroflauta, no, era un poco destroyer el chico, pero guapo, la verdad. A cundo le vio dijo: este chico se perfuma con chulería en lugar de colonia y sí, la camisa negra de cuellos grandes, sus vaqueros blancos y sus 10 pulseritas de cuero y plata nos hacían entender que sonreía posando. Ahí había tema: ¡el mundo al revés! B, más conocida como miss tacón o no sin mis planchas del pelo apenas sin maquillar y babeando por un hippilongo y C la persona más desenfadada que conozco haciéndole ojitos al del anuncio de Axe.

Por esta época me había distanciado sin querer con pero, aunque intentamos adaptarnos, su ritmo de vida es bastante diferente: aunque es joven, ha adquirido pautas de comportamiento muy marujonas y de cuarentona (tanto ella como SuperD) y su plan consiste en ir a comer los domingos a las ventas de carretera (que la comida está muy buena, no lo discuto, pero nunca se apuntan a nada con nosotros). 

Aún así, estaba siendo un verano muy agradable.


martes, 13 de diciembre de 2011

Junio 2011

El enfermero había pasado de estar en el banquillo a ser titular, me llamaba mucho, estaba muy involucrado conmigo, era como si lleváramos saliendo años. Justo volviendo de una revisión médica me dijo que no quería esperar en su casa (vivía con sus padres) a quedar conmigo cada día: - Quiero vivir contigo, Marina. Yo no me lo esperaba y me dejó algo cortada, me parecía todo muy rápido, pero también llevaba muchos años con una vida lenta, así que dije: - Vente cuando quieras. Me salió tan normal que me extrañé hasta yo, pero lo cierto es que esa noche ya durmió en casa. Como había estado otras veces, sabía dónde encontrar las cosas y bueno, tampoco es de los que se cortan mucho, él se ponía a abrir puertas hasta localizar lo que buscaba. 
El sábado por la mañana me despertó un mensaje de móvil (mierda, se me había olvidado quitarle el sonido), era C: ¡Marmotaaa, despierta! hace un sol radiante, hoy tenemos plan: playa playa y playa! llámame. 

Ummm, aún no les había contado nada: se había instalado el día antes sobre la marcha y no tuve ocasión de hablar con las niñas para ponerlas al día, tampoco pegaba nada estando él en casa llamarlas para decirles: ey, tías, el enfermero quiere vivir conmigo y ¡se ha mudado hoy! 

¿Y ahora qué hago?

Enfermero : - ¿qué pasa?
Yo: - nada, nada, ¿qué tienes pensado hacer hoy?
E: - ¿cómo que qué tengo pensado? Quedarme aquí, contigo, en casa, en pijama...
( ¿¿todo el día aquí en pijama??) Era obvio que tenía que acostumbrarme aún a compartir no solo la casa sino mi tiempo.
Yo: - Ah, es que C me ha escrito para irnos hoy a la playa
E: - genial, pues entonces después de comer quedamos con ella en la playa, ¿no?
A mí no me cuadraba nada... digamos, falta de costumbre. Y encima tenía que buscarme un hueco como fuera para decirle a C que vivía conmigo antes de que nos viera en la playa y lo soltara él.
Yo: - vale, me voy a duchar y la llamaré para ponernos de acuerdo en la hora.
Tras media hora de ducha de mentira (tenía que hacer ruido para hablar con las niñas disimuladamente) ya las tenía a todas al día y después de que me chillaran al oído por la sorpresa y contestara dos o tres preguntas obligadas, se quedaron contentas y yo pude salir del baño que se había convertido en un baño turco con tanto vapor... Evidentemente al plan se unió A también con SuperA y B yo creo que no se vino porque no quedaban aves disponibles jajaja.
Y el lunes, teléfono de nuevo: ¡entrevista de trabajo! les dije que podía ir esa misma mañana. Así que apañé como pude y fui super nerviosa. La oficina era muy pachanguera, cada uno tenía su "decoración" particular lo que me hizo relajarme algo más al entrar y totalmente (casi) cuando vi al jefe; un señor mayor que me dijo:
- Mira, Marina, yo no te voy a hacer perder el tiempo, nosotros estamos algo torpes, los técnicos trabajan bien y tenemos controladas las instalaciones que hacemos así como los contactos con las empresas grandes y nuestros clientes, pero con los papeles nos llevamos cada vez peor. Mucho trámite, después hay que archivar y esto es un jaleo. ¿Tú quieres trabajar aquí? ¿Crees que lo harías bien?
- Señor, yo he trabajado varios años (como puede ver en mi cv) en una empresa llevando contabilidad y el trámite y documentación son algo habitual para mí, además, en los últimos tiempos estuve cuidando a unos niños y obligatoriamente necesitas ser organizada para sobrevivir, así que no sé cómo de bien lo haría, pero soy trabajadora y me esfuerzo.
- Pues muy bien... ¿los niños son tuyos?
- No, señor, yo soy soltera, trabajaba de cuidadora de tres niños entre 15 meses y 5 años.
- Ahh, estupendo, uuuy yo tengo dos nietos y ¡son más malos que un rayo!

(Pero esta ¿qué tipo de entrevista es?¿me ha traído para charlar? a ver si se hincha de hablar y después me dice "ya te llamaremos"...)

- Bueno, ¿por dónde íbamos?
- Que creo que trabajaría bien aquí...
- Bueno, pues escoge tu mesa y coloca tus cosas que empezamos bien la semana.

¡Y tan bien! nunca había tenido una entrevista más surrealista.

La oficina es muy muy peculiar, siempre hay sorpresas (aún busco, a día de hoy, la cámara oculta por si la hubiese)


lunes, 12 de diciembre de 2011

Mayo 2011

Y del primer "café" (ahora ya no puedo y debo tomar líquidos más suaves) pasamos al segundo y de quedar un día a la semana, a vernos todos los días. Su compañía me resultaba muy agradable, era un chico conversador y atento, muy simpático. Algo egocéntrico, tal vez, pero necesitaba alicientes en mi vida y la novedad de tener citas con él me gustaba. No me preocupaba de si le gustaba o le podía molestar algo o... simplemente era yo misma. 

(Skype para tres):

B: ahhh, ¡¡¡aquí hay tomatee!!! Uauuu encima enfermeroo
A: jajaja, B, sigues con tu cliché de Anatomía de Grey, jajaja. El chico parece muy majo
Yo: Siii, es un encanto, pero tampoco es Karev
A, B, yo:  aaahhhhh!! jajajajajaj!!!

Sentía que mi vida tomaba un rumbo nuevo: me recuperaba poco a poco, he perdido una talla de ropa (así que ahora ando en la 40 :D) y aunque tengo molestias irreversibles, tenía a un enfermero en mi vida. Sólo me faltaba ponerme manos a la obra y pensar en buscar un trabajo. 

Con todos los respetos para Infojobs, al final se ha quedado en una web como si entras a leer el Cuore porque sirve de bien poco. ¿Qué es lo que nunca cambiará? Conocer a gente te facilita las cosas.

Una mañana de las muchas que pasaba por la farmacia, me encontré con la hermana de un ex novio de A, la chica es un encanto, así que me alegró mucho verla y así hablando me contaba que había terminado un módulo de contabilidad y que estaba muy contenta en una empresita pequeña de frío industrial. Seguimos hablando y tras contarle un poco por encima mi situación y mostrar interés por un puesto de trabajo, me dijo que estaba segura que aún necesitaban a alguien más. A la mañana siguiente, pasé a dejar mi curriculum. Y terminé el mes con nuevas inquietudes y muchas respuestas en el aire.




domingo, 11 de diciembre de 2011

Abril 2011

Para el mes de abril salía de una manera más habitual a la calle, principalmente para revisiones médicas y comprobaciones de la baja. 

El post-operatorio y recuperación de una perforación de intestino es muy dolorosa, lenta y por mucho que digan los médicos nunca nunca te quedas bien, siempre acabas sufriendo malestares que se quedan para siempre. Yo además le añado a eso mis dolores de clavícula: debo tener cuidado cómo cargo el peso o cómo cojo algo pesado porque aunque soldó bien, la rotura de mi clavícula fue muy fea, según los médicos. En resumidas cuentas, una vez que el coche se estropea, nunca funciona igual aunque lo arreglen. Pero ya no puedo descambiarlo, ¿verdad? así que sólo me queda aguantarme y encima dar gracias. 

En los primeros días del mes coincidí en el hospital con mis jefes, yo iba con mis carpetas llenas de papeles y ella iba con una super barrigota. Me entró unos nervios en el estómago como cuando te cruzas con el chico que te gustaba o algo así, me inquieté y me daba miedo cómo ibamos a llevar el encuentro fortuito. Digamos que la sorpresa fue evidente para todos, pero ellos supieron salvarla mejor que yo, que no sabía decir nada más allá de un tonto hola. Salían de la última visita al ginecólogo antes del parto que estaba programado pasadas las dos semanas siguientes. (qué manía tienen ahora de programar los partos, ¡si los niños salir, van a salir!) Me dijeron de tomar un café, pero como me tocaba entrar a ver al especialista, no pudo ser y apostillaron, pásate por casa cuando quieras y ves a los niños. En este momento lo que antes habían sido unos nervios en el estómago se convirtieron en un nudo en la garganta y sólo pude asentir. Mis niños... cuántas cosas han pasado en tan poco tiempo y ahora no estoy con ellos. Subí al médico llorando y cuando me tocaba entrar, ¿a quién me encuentro? sí, exacto, al enfermero. Vino super atento a preguntarme si me encontraba bien y tal y yo le di largas tan rápido que después pensé: qué estúpida soy, para alguien que te trata bien, vas y le apartas , pero bueno, él iba con prisas y a mí tampoco me apetecía que me vieran así. 

Esa misma tarde, a las 4 y media me fui a la casa de mis ex jefes temblando como un flan porque no sabía cómo iban a reaccionar los niños: ¿les alegraría verme?, ¿pasarían de mí?, ¿me echaría yo a llorar? El trayecto hasta la casa era familiar, pero me resultaba taaaan lejano, como si hubieran pasado años desde la última vez que estuve allí. Al escuchar jaleo de niños tras la puerta me entraron ganas de irme, pero ya había llamado al timbre y al identificar sus vocecitas ya estaba deseando abrazarles a todos, ¿me abriría Marcos? Pues no. Me abrió una auténtica desconocida para mí y una amiga nueva para los niños: la mujer que trabajaba de niñera ahora. La radiografía de un silvido, delgadísima, con coleta, morena y de mirada muy fría:

- ¿Hola? Dígame, ¿qué desea?
- Ehh, hola, buenas tardes, soy Marina ( no sé si era mi propia película mental pero me sentía taaan humillada)
-¡¡Maninaaa, Maninaaa!! mis niños me reconocieron y no hizo falta que me presentara, se me saltaron las lágrimas. Ella abrió la puerta y aunque intentaba parecer amable, se notó que le dio coraje.
No pasé de la entrada y los niños se abrazaron a mí y yo lloraba sin parar, esa mañana el mismo médico me advirtió de los cuidados para mi clavícula, pero en ese preciso y precioso instante me hubiera dado igual que se me descolgara el brazo.
Miguel había dado un estirón y me decía que si aún tenía pupas y Marcos apareció veloz con un dibujo que me habían hecho. ¡No se habían olvidado de mí! ¡me habían hecho un dibujo! Y de esto hace ya 8 meses, pero cada vez que lo recuerdo se me saltan las lágrimas. No sé si algún día tendré hijos, pero el amor que siento por estos niños es superior a todo. La niñera 2 desapareció como un fantasma y vi venir a mi preciosa Ana con mi ex jefa y su gran barrigota a la que no terminaba de acostumbrarme (de Ana no fue por asomo tan grande, la tiene super redonda es como un bombo de música).

- Siéntate, nos tomamos algo. Me dijo sonriendo
- Si os queda algo de zumo, me viene bien, gracias. 
- Sin problemas, sabes que aquí el zumo circula en cantidades casi industriales.

Y seguía llorando, emocionada, de ver a mis niños de saber que ellos me quieren como yo a ellos y del recuerdo del olor a Nenuco de la casa, siempre huele a Nenuco. Ohh, ¡lo echaba tanto de menos!

Miguel me decía: - Ya no tienes barriga, pero no llolles. Jajajaja ¡me lo comía a besos y abrazos!
Y cuando Marcos me preguntó se me quebró la voz: - ¿tú ya te quedas aquí con nosotros?
Ufff, qué difícil me estaba resultando todo, a ésto apareció la enterada de la niñera 2 diciendo:

- ¡Maarcos, pero tú sabes que yo ya estoy aquí para cuidaros! , Marina no puede venir, que está malita.

¡Qué tía tan lagarta! ¿Cómo se atreve a decirle a un niño eso? a saber qué cosas les contará, me tendrá a mis niños traumatizados. Pero yo respondí sonriendo

- Cariño, tú sabes que yo siempre voy a estar para vosotros, así que vendré a visitaros siempre que queráis.

Marcos: - ¿pero entonces, te quedas ya aquí? 
Miguel: - ¡tú muemes con nosotros en la cama!

La niñera 2 irradiaba ya tanto cabreo que mi ex jefa intervino para suavizar las cosas. Con el tema de la merienda se despistaron un poco, pero no me gustaba nada tener que estar hablando de mis cosas con la arpía esqueleto delante de nosotras. Mi jefa me contó que había seguido teniendo problemas en el embarazo, que los niños me habían hecho los dibujos y que pensaban llamarme y venir a verme a casa una vez que hubiera nacido el pequeño porque entre mi accidente, su embarazo, los tres niños y la casa no tenían tiempo para nada. Y me lo creí. Estando de nuevo dentro de la que había sido mi casa durante años, volví a entender cómo funciona todo en la casa y los días pasan muy rápido y a tope. Aunque nadie se dio cuenta me dolió comprobar que me molestaba horrores intentar coger en brazos a alguno de los peques, como hacía antes, era como asumir que debía aceptar que no iba a volver para cuidarles. La marea de sensaciones me tenía muy abrumada. 

Al día siguiente tenía mono de ver a mis niños de nuevo y salí a la calle para ver si me los encontraba por el parque o algo, ¡qué suerte tuve! Sé que la niñera repelente me vio y se hizo la loca, pero yo iba a ver a mis niños y no a ella, así que me panté delante de los columpios y Miguel se vino corriendo hacia mí con una sonrisa impagable

- ¡Tú te vienes con nosotros a jugar! Y a pesar de que había alguna personaje cabreada, me pasé media mañana en el parque con mis niños. Me sentía como el padre divorciado con problemas de custodia que se escapa del trabajo para colarse en el recreo de sus hijos. Estefanía (la niñera chunga) me soltó:

- Mira, Marina, no te ofendas, pero si quieres a los niños, no deberías aparecer así como así para jugar con ellos. Les confundes y no favoreces su (a ver si me acuerdo bien) crecimiento emocional , los desestabilizas. 

- Tranquila, Estefanía, llevas menos de 4 meses con ellos, ya los conocerás mejor, son niños muy inteligentes y si en algo pudiera afectarles ten por seguro que lo evitaría yo la primera y después sus padres. 

Y se marchó con mis niños a regañadientes mientras Miguel me decía adiós con la manita...
El día después del parto programado, me presenté en el hospital con una cesta preciosa recomendada por A, tenía cosas para el bebé y cosas para mi jefa (como crema corporal reafirmante, frutas, bombones...) y le vi la carita al precioso Bruno, con un gran flequillo negro y largos deditos. Mi ex jefa estaba algo pachuchilla porque el parto fue más largo de lo normal (a pesar de ser programado) y también bastante complicado, pero afortunadamente estaban los dos bien. 

Entró mi ex jefe y se creó una complicidad entre los tres que seguro que ellos notaron, porque aprovecharon para contarme un poco: habían dudado muchas veces de llamarme y ponerme a los niños, de que vinieran a verme a casa y demás, pero 1º el tema del complicado embarazo no facilitaba las cosas y 2º pensaron que estando en un momento tan delicado, el hecho de que mantuviera un contacto muy apegado a los niños me iba a hacer más difícil el asumir que necesitaban a otra persona que me sustituyera en el trabajo. 

- Marina, tú sabes que nosotros te queremos mucho porque vemos cómo quieres a nuestros hijos, lo hemos comprobado, estábamos completamente tranquilos sabiendo que tú cuidabas a los niños porque sabemos cómo los cuidas y lo mucho que ellos te adoran. Para nosotros no ha sido nada fácil ni encontrar a otra persona que se desenvuelva con la que nos viene ahora teniendo a Bruno en casa y que nos transmita confianza para cuidarlos. Estefanía es una buena chica, algo seria y algo estricta, pero nos da tranquilidad. Ella se tiene que sentir intimidada porque no se lo han puesto fácil, eh? los niños se rebelaron y no querían saber nada de ella, hemos tenido unas buenas batallas, decían que ellos querían que Marina volviera y que cuándo volvía Marina y que ellos querían a Marina... 
Miguel nos contó que te vieron en el parque el otro día (notaba como mi cara se iba poniendo roja de vergüenza... ¡Dios, iban a pensar que soy una psicópata que acosa a sus hijos en los parques!)

- Esto... bueno, es que los vi y claro...
- Ya, bueno, que sepas con total seguridad que puedes venir a casa a verlos cuando quieras, siempre que quieras, no tienes que ir a buscarlos como una fugitiva, nuestra casa es tú casa. Así que descarta los encuentros callejeros ;-)
- De acuerdo. Me tenían calada, anda que no me conocen ya ni nada...
Al salir del hospital, me encontré con el enfermero que salía del turno y al final quedamos para un café.


Marzo 2011

Todo el tiempo que meses antes había pasado fuera de casa, lo recuperé en cuestión de unos días. Los primeros días mi piso me parecía hasta fascinante, todo nuevo, me parecía bonito; a medida que las semanas sumaban en el calendario, me cansaba del mismo escenario porque apenas salía de casa (me permitía un lujazo como pedir la compra por internet al Mercadona) y porque al mismo tiempo, mis problemas físicos iban remitiendo y la inactividad empezaba a agotarme. 

Llegué a la conclusión de que el ciclo de vida de un producto es bastante similar al aprovechamiento del tiempo libre cuando no tienes nada que hacer: al principio aprovechas poco a poco pero cada vez más hasta un punto en el que te cunde la mañana haciendo muchas cosas; pasado un tiempo, has ordenado y limpiado tanto y puesto todo al día, que los días se hacen interminables y en lugar de aprovechar, desaprovechas. Empezaba a echar mucho de menos a mis niños y tenía muchos sentimientos encontrados con mis jefes: por un lado comprendía perfectamente que buscasen a otra persona porque está claro que les hace falta y que yo estaba como una muñeca de trapo, pero por otro lado me dolía, me sentía como ofendida por haberme reemplazado, nada de llamadas, nada de visitas, nada de nada. De un día para otro la que en parte había sido mi familia no daba señales de vida, tal y como me ocurría con mi familia de sangre. Yo, en lugar de intentar llamarles o pasar a visitarles, opté por cerrarme en banda, la que había estado malita era yo, ¿no? teniendo teléfono, una llamada no cuesta nada. Pero me esperaba una visita sorprendente.

B: - "Guapa, ¿qué tal te encuentras hoy?"
Yo: - "Hola B, pues nada, como todos los días..."
B: - "Ummm, ya, bueno, ¿tienes planes esta tarde? Hay alguien a quien no conoces que quiere merendar contigo."
Yo: -" ¿Conmigo? ¿Alguien a quien no conozco? Esto...
B: "No no no no no, tú tranquila, yo te explico: A estaba algo apurada y no sabía cómo decírtelo, ella ha estado en contacto con algunas señoras testigos del accidente y se ve que tienen ganas de ir a verte"
(Mis ojos, como platos) Yo: "¡Venga ya!"
B: "¡Que sí, chiquilla! ¿Sí o no café esta tarde? en tu casa o donde quieras, vamos"
Me pilló en un día de me da igual todo y acepté.

A las 5 estaba A en casa con un bizcocho de canela y almendras que me perfumó toda la casa. Trajo también unas pastas por si alguien era alérgica a los frutos secos. Estuvimos un rato en casa sin hablar apenas, pero a gusto. Yo no pregunté ni cómo eran las señoras ni nada, pero cuando sonó el timbre, la sonrisa de A y su "verás, te van a encantar" despertaron toda mi curiosidad.

Vivo en un tercero y creo que desde la primera planta escuchaba ya sus voces muy escandalosas. A y yo esperábamos junto a la puerta entreabierta cuando me veo a dos señoras mayores muy bajitas y llenas de energía entrando a mi casa como si vinieran todos los días. La entrada no pudo ser más triunfal:

Señora 1: "Hola, preciosa, ¡qué linda eres!" (dirigiéndose a A)
Señora 2: "Ay, ay ¡venimos ahogaditas! ¡Cuántos escalones tiene esto, Corazón de Jesús!"
Señora 1: "Si es que te lo he dicho, que el ascensor no come, y total, para lo viejas que estamos ya, si nos quedamos encerradas, nos ahorramos el ataúd"
Señora 2: "¡Jesús bendito, vaya cosas que tengo que oir! Además, ahora que lo dices, tenemos que llegar vivas por lo menos hasta el juicio de la pobre muchacha... ¿eres tú, verdad?"

Y las dos vinieron a darme unos abrazos muy cariñosos. De la sorpresa de su llegada pasé a la risa ante tal espectáculo y cuando me transmitieron tanto cariño me puse a llorar como no lo hacía desde hacía meses.

"¡No me llores!", me decían secándome las lágrimas. Como llevaba muchas semanas casi en silencio, la tarde de visita me dio un dolor de cabeza impresionante, pero lo pasé muy bien. No tenía ganas de reír pero acababas riendo igualmente ante tanto cariño y espontaneidad.

Las señoras son vecinas desde hace 40 años, una planta las separaba de estar puerta con puerta, pero nunca se habían relacionado sin saber ninguna de las dos porqué. El caso es que una no tuvo hijos y el de la otra vive a bastantes km ("¡casado con una rusa, más blanquita es! pero hicieron una boda muy rara, para mí que es amañada, yo creía que mi hijo era un lesbiano de esos") por lo que al quedarse viudas se hicieron amigas y ahroa son inseparables. ¡Ven Sexo en Nueva York con 70 años que tienen! jajajaj 

Pues eso, como tenían todo el tiempo libre del mundo venían cada dos por tres a merendar. Había días que prefería quedarme tranquila sola, pero me daba pena decirles que no. Me han llenado la casa de tapetes de croché, así que cuando se van, me dedico a esconder los encajitos para sacarlos de nuevo antes de que vengan. En dos meses, había cambiado a 3 niños de párvulos por dos ancianas hiperactivas. 





viernes, 9 de diciembre de 2011

Febrero 2011

Comencé el mes de Febrero con 8 kilos menos y en mi cama de hospital. El olor a desinfectante no se me iba de la nariz, pero me daba igual, me pasaba el día queriendo dormir o al menos lo intentaba manteniendo los ojos cerrados, lo que me evitaba tener que hablar con las visitas. Mi hermano vino con una caja de galletas que por supuesto no podía ni probar, pero bueno, la intención es lo que cuenta (pensaré). Estuvo 15 minutos, preguntó literalmente cómo me iba la cosa y si me había visto las tripas. Después se marchó diciendo que había quedado. Hizo infinitamente más que mi madre, a la que avisaron y dijo que ya me visitaría cuando estuviera fuera del hospital que le agobiaban mucho. Honestamente prefiero que no llegara a visitarme.

 A y C vivían prácticamente en el sillón de imitación a cuero negro de la habitación, no se separaron de mi lado. Supongo que todo el mundo imagina lo solo que te sientes en un hospital si nadie te acompaña y paradójicamente, me daba igual que no hubiera nadie. No quiero sonar desagradecida porque no tendré años de vida para agradecerles lo suficiente todo el amor y la dedicación que me han dedicado, pero digamos que entré en un punto de apatía y pasotismo tal, que me daba exactamente igual todo. La frase común de todas las enfermeras era: 

- "¡Anímate, mujer! Mira lo delgada que te estás quedando, ¡ni en la Buchinguer de Marbella! Si tus amigas tienen el cuarto que parece una suite

Y ahí les doy la razón, no me faltaban las flores (se encargaba A), B aunque no pudo venir por trabajo, me mandó las suscripciones de 5 revistas, y un camisón muy mono de H&M, y aunque su fuerte es animar, C improvisó trayendo un montón de globos de colores que ató en mi cama. Lo cierto es que aunque se esforzaban por animarme, las pobres apenas podían hablar del disgusto. Pasaron como 3 pacientes por la habitación, todos para operaciones y la frase que solía oír era:

- "Uh, la pobre, qué mala cara tiene... bien mala tiene que estar, ¿verdad?"

Cuando C se quedaba conmigo, A se esmeraba en prepararme cremas para poder comer y aunque al principio lo intenté, lo pasé tan mal en el baño que no quería abrir la boca. Sólo que era contraproducente y me obligaban a comer papillas. Paradojas de la vida, hacía menos de un mes había estado alimentando a Ana con potitos y papillas de verdura parecidas a las que yo debía tomar ahora. 

Pasada la primera semana, hubo un cambio y apareció en escena un enfermero al que curiosamente conocía: fue un compañero en Empresariales, hasta que decidió cambiarlo por la enfermería. Al principio lamenté encontrármelo y que supiera exactamente qué me había pasado, pero después me motivaba el verle cada día. Era un chico muy agradable, muy atento conmigo, me hacía sentirme bien y olvidar por segundos que estaba en una cama de hospital con un camisón de vieja y que necesitaba urgentemente hacerme la cera (el pasarme la cuchilla me traía negra). 

Para San Valentín me trajo una flor y 4 días más tarde salía del hospital con ganas y con miedo, mis piernas endebles de tanto reposo me temblaban al salir a la calle. Llegué a casa y sentí alivio. Más aún al día siguiente, quería borrarlo todo. No me habían sacado el tema, pero si yo no denunciaba, además de mi amiga, había más mujeres dispuestas a hacerlo. También acabé sabiendo que no iba a seguir trabajando para cuidar a mis niños.  A y C pensaron, tras acordarlo con mi jefa, que lo mejor era retrasar la información al máximo. Es cierto que yo llevaba un mes en el hospital, que mi jefa estaba ya casi de 5 meses y necesitaba buscarse a alguien que la ayudara. Alguien que no tuviera que hacer reposo para una clavícula rota, ni rehabilitación para la fisura en la muñeca... Estaba oficialmente de baja y después pasaría al paro. El saber que ya no iba a cuidar yo de los niños fue aún peor que el dolor de mi intestino perforado, pero tenía tal nebulosa mental que no podía pensar. Me dediqué a escuchar las canciones de yoga y relax en la cuenta spotify de A. Y aunque cambiaba el título, me parecían todas una misma canción. La banda sonora de mi mes de febrero.


Enero 2011

Como dejé escrito en el blog, el 13 de enero quedamos A y yo para irnos de rebajas. Recuerdo que esa mañana los niños habían estado muy inquietos y acabé la jornada muy cansada. No tenía muchas ganas de ir, pero en cuanto vi aparecer a A sonriente con dos piruletas (como si llevara dos lingotes de oro) supe que me animaría. Estuvimos en Zara, en Oysho y en Pull and Bear, recuerdo que al final me compré unos pantalones de Springfield que me parecieron cómodos. Sobre las 9 de la noche nos íbamos para casa y quería acercar a A en coche para que no tuviera que coger el autobús, ella no quería, pero insistí tanto que no le quedó más remedio. 

Como estaba todo abarrotado de gente, aprovechamos para pasar de una calle paralela a la otra a través de unas escalinatas que no solíamos bajar. Normalmente no baja nadie por ahí ya que, a pesar de estar en pleno centro, es una zona sin farolas; pero ese día ya os digo que había gente por todas partes así que bajamos. Lo siguiente que recuerdo fue un griterío detrás de nosotras, un empujón muy fuerte por el que caí por las escaleras. Imagino que os habrá pasado al caeros, se queda uno como conmocionado y te levantas sin saber muy bien qué te duele; pues al intentar ponerme de pie me di cuenta de dos cosas: que el brazo derecho me dolía a morir y no podía ni apoyarlo y que no me podía levantar porque me había clavado en la barriga una antigua barandilla de escaleras oxidada. Al comprobar la profundidad de la herida y que me manché la mano de sangre, apenas pude vocalizar el nombre de mi amiga que en esas décimas de segundo era aún ajena a lo que me estaba sucediendo. Su cara fue el reflejo del terror, pero reaccionó a tiempo para gritar y pedir ayuda por teléfono. Yo me estaba mareando por el dolor y en el fondo me preguntaba si me mareaba porque me dolía la herida o me dolía porque me había visto lo que me pasaba. De cualquier forma, fue todo un espectáculo horrible. Tengo grabada a fuego la imagen de una bolsa blanca de Oysho de A llena de sangre.

Ya en el hospital perdí la cuenta de todo. Clavícula rota, muñeca fisurada y perforación de intestino. Casi nada. Pérdida de sangre, operación de urgencia, reposo absoluto, confusión mental... 

Lo que ocurrió fue una pelea entre dos mujeres de etnia gitana que peleaban por un robo de carteras. Una gitana de casi dos metros se lió a guantazos con la otra, que cayó encima de mí. La suerte (después de todo) es que había tanta gente escandalizada por lo que pasó que se ofrecieron para testificar en el juicio que yo quería evitar, pero que finalmente se está dando. Ahora en la distancia reconozco que me salvó el insistir tanto para llevar a A en el coche, si no, me hubieran recogido quién sabe cómo. 


La película de un año de vida

Me resulta raro volver a escribir y a medida que lo hago recuerdo la sensación tan agradable que me produjo desde el primer momento en el que creé este blog. Me ayudó mucho "hablarle al mundo", pero tras la muerte de mi padre me esperaba aún un año peliculero total. Si algún guionista de cine quiere ponerse en contacto con migo, le cedo los derechos de este año de mi vida. 

Ante todo, me gustaría disculparme por esta larga ausencia, pero he tenido unos altibajos muy grandes y la idea de escribir se esfumaba en cuanto aparecía. Quizás porque me costaba trabajo lidiar con mi día a día y con eso tenía bastante. Recuerdo perfectamente que un día como hoy, el año pasado estaba con A comprándome un vestido para fin de año sin imaginarme lo que se me vendría encima.
Durante las próximas entradas en el blog haré de tripas corazón para resumir lo que he vivido estos últimos doce meses, espero que sigáis ahí ¡porque me vendrá muy bien vuestro apoyo!


miércoles, 12 de enero de 2011

Yo a mi ritmo

No pensaba que a Miguel fuera a gustarle tanto el micrófono de Reyes. Su padre le ha bajado un par de discos de canciones infantiles y esta mañana hemos estado bailando y cantando él, Ana y yo. Después dibujamos y esta tarde, ya con Marcos en casa, han escrito y hemos leído un cuento. 

Ya os comenté que mi jefa prefiere esperar a que los niños tengan al menos cuatro años para que vayan al colegio, antes quiere que estén en casa: fuera guarderías. A mí me chocaba, siempre he pensado que sobre los 3 años los niños desarrollan su sociabilidad y encontrarse con más personitas de su edad les ayuda a reforzar su carácter. Mi jefa leyó varios libros en los embarazos de psicólogos infantiles y demás especialistas y los sigue a rajatabla. En ellos vienen a resumir que si durante los 3- 4 primeros años de vida, los niños crecen en su casa, su entorno y su familia crean unos vínculos afectivos más fuertes, refuerzan su personalidad sin sentirse amenazados por influencias externas y cuando van al colegio, no se dejan influenciar y son más fieles a ellos mismos. Yo creo que el hecho de que mi jefa y sus hermanos (son seis en total) estuvieran internados desde muy pequeños hizo que no pudieran disfrutar de muchas cosas juntos y ella quiere evitar esas carencias, supongo. Al principio me impactó (por otro lado, si los niños fueran tan pronto al cole, yo me quedaría sin trabajo, claro) pero hay organizados y estipulados una serie de "calendarios de madurez natural en la infancia" a través de los cuales, según llegado el momento reforzamos ciertos estímulos en los niños. Con Marcos no sé hasta que punto puedo comprobarlo, pero con Miguel está funcionando todo. 

Hoy a última hora, tras el cuento, me pedían una película de sueño (quiere decir que querían dormirse con ella) así que los hemos bañado todo lo rápido que se puede bañar a un niño con muñequitos hinchables y no ha hecho falta ni la peli, han caído todos rendidos.

Saliendo de la casa me llama A:

- ¡perrilla! ¿qué pasa? como no te llame yo, tú pasando, ¿no?
- uff, tía, ¡si tú supieras! no te lo vas a creer...
- ¡¡nooo!! ¿qué pasó?
- mi madre se presentó el lunes en mi casa, le han embargado el piso en el que yo creía que estaba de alquiler, pero no, lo había hipotecado con mi padre de avalista
- ¿¿qué?? Pero...
- Sí, sí, sí todo lo que vas a preguntar ahora también lo pregunté yo con el mismo tono de voz...
- Una historia muy rocambolesca, se quedó en mi casa echándome en cara que ella estaba en la calle y yo vivía de lujo y el martes se largó por la mañana y ya no supe más de ella. La he llamado como 15 veces, pero no me contesta
- Yo creo que si escribes tu vida por capítulos nadie pensaría que son hechos reales. Tía, lo de tu madre es muy fuerte. ¿Qué pasa, que cuando volvió del crucero estaba en la calle?
- No no, lleva meses sin pagar "por la crisis" pero se ha ido de crucero porque estaba "estresada y lo necesitaba"
- No me cuentes más, no me encuentro con capacidad para procesar todo esto. Qué fuerrrrte. Tu madre no puede estar bien psicológicamente, de verdad, yo creo que cuando vuestros padres se separaron ella empezó a desarrollar ciertas patologías psicológicas que, como no se ha tratado, han desvirtuado tanto que hace que se comporte así.
- Seguro...
- Oye, perdona, que tampoco querría ofenderte, al fin y al cabo, es tu madre...
- Naaa, tranquila, mujer, si tienes toda la razón y más. Yo también he pensado cosas muy fuertes sobre ella.
- ¿Sabes algo de B? Porque yo la he llamado, pero nada. A C me la he cruzado esta mañana por la calle.
- Nop, me ha llegado una alerta al móvil de que me había escrito algo por Facebook, pero vamos, poca cosa... No sé porqué me da a mí que tú estás muy nerviosa...
- Eh... qué va, mujer, estoy como siempre...
- A, escucho tu voz a diario, así que a mí no me engañas, y no pienses que por lo de mi madre no estoy en condiciones de escucharte.
- Si no es nada, es sólo ¡que soy tonta!
- Jajajajajaja, ya! sobre todo tonta. Mira niña, podrás ser lo que quieras, pero eres muy lista y muy guapa también
- Con amigas como tú, normal que me salgan enemigos, ¡soy la envidia del mundo! Estoy decepcionada con los padres de SuperA, Marina. Sabes que estas vacaciones me he esforzado en estar pendiente de todos, con la ilusión que les mandé las tarjetas de Navidad y les busqué los regalos a mis suegros...
- Son muy raros, cariño, tú eres más que estupenda y sólo hay que ver la cara de felicidad que tiene SuperA contigo, lo mimas con ganas y no hay nadie que le preste más atención y que le quieras más que tú. Y además, tus suegros no son tontos, han visto que eres cariñosa con todos, culta, educada y con buen corazón. Eso se nota.
- ¿Y de qué me sirve? Mi madre me ha dicho que vaya a lo mío y ya está, que siempre me desvivo por regalarles y que ellos en estos 3 años no me han dado ni las gracias...
- Bueno, eso es verdad. Sí que son secos los jodíos... pero ¡son así con todos, no sólo contigo!
- Ya, ya lo sé, pero yo estoy cansada de querer preocuparme por todos y que todo sea del agrado de los demás. Se han pasado todas las Navidades sin un triste adorno, cenando solos y con las caras hasta el suelo porque "la Navidad es muy deprimente" no han hecho el más mínimo esfuerzo por ser amables ya no conmigo, ¡sino con su hijo que se pasa medio año en la otra punta de España! me duele mucho. El es muy bueno y quiere mucho a sus padres, de los cuatro hermanos es el 2º que está más lejos y el que visita a sus padres más a menudo. No nos hemos perdido un cumpleaños o una fecha importante en su casa, aún haciendo cientos de kilómetros para un fin de semana...
- Mira, cariño, sólo tienes que fijarte en mí: cada uno va a su bola, el sentimiento es de uno, pero los demás no tienen sensación de familia. Tu madre tiene razón: ¡al carajo! ya está bien de tener tantas contemplaciones con todos, tú a lo tuyo. respira hondo y di: "yo a mi ritmo" y PUN-TO.

- Vale... Muchas gracias y perdona Marina que te dé la brasa con mis tonterías con lo que tú tienes encima...
- A, tú estás siempre ahí, siempre siempre, estáis todas cuando os necesito, pero tú estás siempre. Así que no me des las gracias porque yo tengo horas de teléfono para agradecerte...

Hemos quedado para mañana. Vamos a ir a las rebajas, pero "sólo para mirar" ninguna estamos en situación de gastarnos un euro y ella, encima, es cierto que sin tener mucho disponible, no se mira en los regalos para los bordes de los suegros. Qué tacaños y secos que son... Cuando yo tenga un novio, espero que no me toquen como los de ella, ¡porque lloraría sangre!

¿Cómo son vuestros suegros? ¿habéis tenido suerte?

martes, 11 de enero de 2011

Por si me quedaba alguna sorpresa...

...llegó ayer sobre esta hora. 
Volvía a casa tan contenta después de una mañana encantadora con mis peques (les encantó el bizcocho) y cuando llego a mi puerta me encuentro a mi madre sentada en un escalón:
- Vaya horas de llegar, ¿no?
- ¿Perdona?
- ¡Que llevo esperándote aquí todo el día y no has contestado al móvil!
- ¿Pero qué haces aquí? ¿se puede saber qué ha pasado?
- Pues lo que iba a pasar... le he preguntado a un par de vecinas cuál era tu puerta, le dije que soy tu madre y me dijeron que era ésta, pero ¡como no tienes nombre en la puerta ni en el buzón...! ¡llevo todo el día sin comer y sin moverme de la puerta!
- "Lo que iba a pasar" ¿qué es? déjate de misterios y de dramas ¡y dime qué coño pasa!
- Que no tengo casa
- ¿¿¿¿Qué????
- Sí, no hagas más aspavientos, en castellano te estoy hablando o ¿estás sorda?
- Mira mamá, ahora mismo no creo que estés en situación de ponerte borde conmigo
- Siempre lo hago todo mal, para ti sólo tengo faltas, es que eres incapaz de escucharme o darme algo de apoyo (sollozando, pero sin echar una sola lágrima)
- Es que aún no sé porqué no tienes casa: cuando pasó lo de papá yo misma te llevé en el coche hasta la puerta y la semana pasada estabas de crucero, que, por cierto, se te nota el moreno...
 Y, mirando hacia otra parte, va y dice:
- Me han embargado...
Sólo pude abrir los ojos, tanto que pensaba que se me iban a saltar...
- Pero ¿tú no estabas de alquiler?
- Sí, pero eso es tirar el dinero, yo quería tener mi propiedad, así que me quedé con el piso y pedí una hipoteca
Yo me quedé sin habla, no podía hablar, ni gesticular, ni reaccionar, tan solo mantenía mis ojos lo más abierto posible. Mi madre, había sido recepcionista de un diminuto taller de barrio de coches durante los últimos 8 años, pero su sueldo es de 700 Euros. Aún no entiendo cómo se le ocurrió meterse en una hipoteca. Pero sin avalista no conceden nada... ¡ay por Dios!
- Mamá ¿quién era tu avalista?
- Tu padre
- ¿¿¿cómoo??? pero si papá ya tenía hipoteca con su mujer actual y además, ¡vosotros ni os mirábais! ¿cómo iba a avalarte papá?
- Mira, que no tengo porqué darte tantas explicaciones, con esto de la crisis, no he podido seguir pagando más y me han echado, los muy sinvergüenzas, que no tienen nombre, mucha chaqueta y carpetita, pero no tienen respeto por nadie, qué gentuza...

Muy bien, hablando después con mi hermano, me enteré que mi madre había chantajeado a mi padre (ya separados y mi padre casado y todo) para que la avalara porque si no lo denunciaba por malos tratos y no sé qué más... lo de mi madre es el colmo: no tiene un sueldo como para hipotecarse, pero ¡hala, qué más da! chantajea a su ex marido y encima "con la crisis no sigo pagando, pero me voy de crucero" Dios... toda una pesadilla.

Silencio...
- Bueno, ¿qué, vas a abrir de una vez o vamos a cenar en el descansillo?
Yo con este puñetazo metafórico, que traía algunas bolsas de la compra, no había notado que me estaban cortando la circulación de los dedos por el peso.
Una vez dentro, todo se complicó aún más. El ambiente era tenso, incómodo no, lo siguiente.
 - ¿Dónde dejo mis bolsas? ¡necesito darme una ducha ya!
 Mi madre se iba adueñando del piso a cada paso que daba, miraba mis muebles con indiferencia, por encima del hombro antes de soltar otra de sus "perlitas":
- Tú llorarás mucho, pero vamos, bien montado que lo tienes. Y yo en la calle, unas tanto y otras tan poco...
- Sólo te voy a pedir un favor, ¿vale? U-NO. Desconozco si tenías más sitios donde ir o no, supongo que no. Pero después de ignorarme durante años, denunciarme, chantajearme emocionalmente, sentirme huérfana por no poder contar nunca contigo, colgarme la semana pasada porque te pillaba de crucero y quién sabe cuántas cosas más, para quedarte aquí tienes que acatar mis normas.
1º Guárdate tus comentarios hirientes para otro momento, jamás te he pedido nada. 
2º Nos tenemos que sentar y me tienes que explicar todo lo relacionado con el embargo.

-Cuánto te gusta humillarme, lo que quieres es verme arrastada y sin nada, ¿no? ¡pues estarás contenta!
- Mamá, ahórrate el numerito, por favor. Son las 10 de la noche, vamos a sentarnos, me cuentas cuánto tiempo llevas sin pagar las mensualidades, si hay opción de solucionar algo, cómo podemos hacer cuentas, aclararme por qué cojones te gastas 2.000 Euros en un crucero si no pagas tu piso, en fin, algunas cosillas.
- Se te nota en la cara que estás disfrutando con esto...

Cerré los ojos suplicando que no estuviera pasando, que por favor fuera todo producto de mi imaginación, pero cuando los abrí de nuevo, la estampa seguía igual.

- ¿El cuarto de baño es al fondo? que quiero ducharme...
Y antes de que pudiera decir nada más había cerrado la puerta. La noche fue horrible, le preparé algo de cena, dejé arreglado el cuarto secundario y yo me fui a la cama. Se ha pasado toda la noche sin dormir, llamándome, porque estaba desvelada.
- ¿quieres que te haga una tila?
- ¡yo no quiero nada de eso!
- Bueno, intenta no pensar en nada y mañana veremos, ¿a qué hora entras a trabajar?
- me tienes que llevar sobre las 7 
- ¿cómo que "te tengo"? ¿y tu coche, también lo han embargado?
- NO, pero se averió antes de irme de viaje y en ese momento necesitaba despejarme e irme de vacaciones, no podía gastarme el dinero en el coche.
- ¿cómo puedes ser tan irrresponsable y quedarte tan tranquila? Yo lo siento mucho, pero no tengo ganas de llevarte al trabajo yo no te puedo llevar.
- ¿Por qué? ¿quieres que me despidan, no?
- A ver, al final de esta calle hay una parada de autobús, vete un rato antes y mira a qué hora pasa, yo es que no lo suelo coger nunca.
 Silencio...
- ¿Y por qué no me dejas tu coche?
- Porque yo también lo necesito.
- Mamá, me vas a perdonar, yo voy a intentar poner de mi parte, pero necesito que tú también hagas un esfuerzo...
- ¿Te parece poco esfuerzo dormir en esta cama? ¡ yo estoy acostumbrada a las de matrimonio! y en ésta tengo la sensación de que me voy a caer al suelo si me giro
- Bueno, yo reconozco el esfuerzo que estás haciendo y te lo agradezco...

Ya no pude pegar ojo. Esta mañana cuando me levanté no había ni rastro, pero estaban sus cosas. Esta tarde cuando he vuelto no estaban. Tampoco quedaba nada de la compra que hice ayer. La he llamado al móvil más de 15 veces, pero no lo ha cogido. Mi hermano tampoco, por supuesto. Espero que esté bien. Imagino que sí, de todas formas a mí estoy vaivenes me dejan agotada de energía. Me voy a acostar ya, no me gusta estar mal y que los niños me lo puedan notar. Tengo muchas ganas de llorar, añoro una familia normal, en la que la pirámide sea la lógica, padres de 50 y tantos que aún supervisen y protejan a sus hijos y no al contrario, necesito que alguien cuide de mí, estoy cansada de cuidarme yo sola.





domingo, 9 de enero de 2011

Fin de semana infantil

El viernes por la noche llamé a mi jefa y tenía algo de fiebre, así que ni corta ni perezosa le dije al marido que se buscaran plan para el fin de semana porque yo me iba a encargar de los niños. Creo que al pobre casi se le saltan las lágrimas de emoción y aunque no me dijo que sí de forma inmediata, sé que les hacía falta. 

Ayer por la mañana a las 10 en punto estaba en la casa cargada de los regalos que los Reyes me habían dejado en el piso para mis niños y aunque sé que ya han recibido sus regalos pensaba que en cuanto los vieran se iban a volver locos y así fue, pero ¡por verme a mí! vinieron los 3 con sus pijamitas de muñecos a recibirme gritando de alegría con los brazos abiertos y yo lloraba como una tonta. Son los mejores niños que me podría haber tocado cuidar yo creo que aún teniendo los míos propios nunca serían tan buenos como éstos. Marcos viene más alto, se ve que tuvo un poco de fiebre por el frío de Bilbao y ha dado un estirón. En cuanto mis jefes se aseguraron de que iba a estar bien, de dejarme dinero, la nevera llena y darme millones de datos complementarios, se marcharon y empezó la fiesta. Los niños se sorprendieron de tener un 4º regalo (creo que sus padres lo están haciendo maravillosamente bien, no son niños caprichosos, ni consentidos. Pidieron algunas cosas y les han traído algunas sí y otras no y los niños no han protestado, al contrario han compartido todo y jugado, lamento compararlos con los hijos de D que son caprichosos, egoístas y han pedido y les han traído tantas cosas que no tendrán tiempo para todas)
Los Reyes le trajeron a Ana un Pocoyó dulces sueños, muy suavito se le ilumina la carita y tiene música de nana. No lo soltó en lo que restó de día; ella colaboraba rompiendo papel de los demás regalos, pero con el Pocoyó a cuestas. Miguel flipó con la guitarra a teclas, el micrófono y la radio, todo de colores y de su altura. Rápidamente repartió entre los hermanos y se pusieron a bailar y cantar, ¡fue tan divertido! Y Marcos, tan formal, abrió su regalo: un maxi libro de cuentos con una casa diferente para cada historia. Trae el estuche unas piezas de madera muy bonitas para construir todas las casas del libro. Este regalo era algo arriesgado: Miguel es el artista de la familia, Ana es una niña tranquila, pero Marcos es tan ordenado y pensador que tira más por otros derroteros, así que tampoco tenía muy claro cómo iba a reaccionar con el regalo, pero creo que ha sido todo un éxito. Ya decía Miguel con los ojos abiertos como platos:

- Yo soy tu mecánico, ¿vale? cuando necesites un tornillador, ¡yo te lo doy!
De modo que, mientras Marcos observaba las casas en el libro de cuentos, le iba a pidiendo a Miguel "la pieza grande azul" o "la puerta roja" y Miguel disfrutaba acertando siempre con la pieza.
Se nos pasó el día volando, almorzamos y nos pusimos a bailar y cuando me vine a dar cuenta era la hora de la merienda. Después nos pusimos a hacer collages con pintura de manos y pronto llegaron el baño y la cena. Me puse un dvd de dibujos animados pero lo cierto es que con ese ambiente familiar no me costó nada dormirme. 
Hoy me desperté descansada y con muchas energías para disfrutar de los niños y de una mañana tan soleada, así que nos fuimos al parque, ví que han abierto un local con comida orgánica (algo me había contado A en pleno entusiasmo, pero yo andaba en mis pensamientos) así que compré unas crudités que los niños devoraron como auténticos ratoncitos y unos rollitos de patata con brocoli y calabaza que desaparecieron por arte de magia. Yo no soy tan "orgánica" y como al lado hay también un local de bocatas camperos, me pedí uno para mí porque estaba viendo que los niños se habían puesto las botas y no íbamos a volver a casa para almorzar. Cargada de galletas, botellitas de agua, toallitas húmedas y kleenex aprovechamos para darnos un paseo hasta que nos llamaron los papás. Mi jefa tenía mucho mejor voz que el sábado por la noche cuando llamó para saber si estábamos bien y habían pasado el finde en un hotelito muy romántico con spa. 

Nos reunimos en casa, tomamos café mientras los niños jugaban y estuvimos hablando de todo un poco hasta que salieron Marcos y Miguel con una caja grande de regalo diciendo que la habían dejado los Reyes para mí. Sorprendida, eché una mirada inquisidora a mi jefa que sonreía mientras acunaba a Ana y ayudada por mis pequeños me dispuse a averiguar qué se escondía debajo del papel 
¡Me han regalado un robot de cocina! Yo lo había estado mirando tiempo atrás en el Corte Inglés porque comparado con los precios de La cocinera o el Chef 2000, éste costaba 100 Euros; pero finalmente, puse internet y el dinero de una cosa lo pasé a la otra. Qué guay. Ya  me voy a poder hacer mis guisoteos, aunque trae un libro tan grande que de aquí a que empiece me va a llevar algo de tiempo. Me ha hecho tanta ilusión que he encontrado una receta de un pastel por internet y ahora mismo se está haciendo. Mañana lo llevaré para el desayuno. 

¡Que tengáis un feliz lunes!

viernes, 7 de enero de 2011

Con resaca Navideña resumiendo mis días desde Año Nuevo

Ya pasó todo y volvemos al día a día como si nada hubiera pasado. Sólo quedan señales de Navidad en los turrones que no se han comido, los regalos y los adornos que posiblemente desaparezcan este fin de semana hasta el año que viene. Mis niños vienen hoy de vuelta. Tanto la víspera de Reyes como ayer, hablé con ellos. Estaban nerviosísimos y cayeron dormidos por puro agotamiento, a pesar de que la madre les echó melisa en la leche antes de dormir. Ayer entusiasmados, eufóricos y decían que me echaban de menos, que tenían ganas de venir para jugar conmigo. 
- ¡Y yo con vosotros! Marcos, no te imaginas lo mucho que os quiero.
- Je je. Nozotos tamién
- Pues pasadlo muy bien con los primos, seguid siendo buenos y nos vemos en cuanto volváis.

Mañana por la tarde iré a la casa a pasar la tarde con ellos, jugaremos y recuperaremos el tiempo de las vacaciones en una sola tarde, los padres creo que andan algo agotados. Ella empieza a encontrarse más pesada con el embarazo y entre tanta fiesta, tanto niño y el viaje a Bilbao, necesita un par de días para ella. Yo encantada de que vuelvan y que puedan descansar, también tengo muchas ganas de verlos a ellos.

Después de Año Nuevo, hicimos la cena en mi piso para inaugurarlo oficialmente y darnos los regalos del amigo invisible. Creo que todos salimos encantados porque fue una cena divertidísima en la que cada uno se hizo cargo de algo. A SuperA le habían regalado por Papá Noel una coctelera, un medidor y un libro para cócteles y llevaba desde el 25 estudiándose las recetas para estrenarlo en la cena. Como C es la barman de la "familia", improvisaron una barra después de cenar y se pusieron a preparar bebidas. Todo muy rico. D y Dmarido trajeron su consola y el juego de karaoke con los micrófonos, B se trajo la colección de collares, gorritos, matasuegras y caretas  más grande que haya visto nunca. Y A preparó unas tarjetas preciosas de papel reciclado con un cordón de algodón y una portada pintada a mano que decía: La primera foto del mejor Año. Nos hicimos muchas fotos todos juntos durante la noche, de modo que cada uno escogió su preferida y ella las va a sacar en papel e insertarlas en las tarjetas. Este año he tenido mucha suerte con que me tocara A de amigo invisible, aunque entre nosotras no hay regalo feo, A siempre acierta conmigo y lo más difícil, siempre me sorprende. Para nada me esperaba el bowl de vinilo auténtico chulísimo y el llavero "Love" de la peli, que me  dio diciendo: 
- como Jennifer Hudson en Sex and the City, yo ya encontré mi amor, ahora te toca a ti encontrar el tuyo.

Y sonó un oohhh al unísono de todos mientras nos abrazamos. A ella le tocó el regalo de D, que no se le ocurrió otra cosa que regalarle un delantal a cuadros de los que se cogen con imperdibles al pecho. A ver, no es que no le venga bien un delantal, pero aunque nadie dijo nada con la mirada, todos pensábamos que había infinidad de regalos mejores que hacerle a A que fue, a su vez, la única que puso buena cara cuando abrió su regalo mientras los demás nos quedábamos de piedra. Muy "Cuéntame cómo pasó", pensamos que de un momento a otro iban a salir Merche e Imanol Arias...
A mí me tocó regalarle a B y me decidí por un plato térmico y un termito para el café muy bonitos porque la mayoría de las veces que come en el trabajo se le queda todo frío y le gustó mucho (o al menos disimuló bien).

Ayer por la mañana día de regalos, yo me levanté, me arreglé y me tomé una buena taza de chocolate a la taza bien calentito y churros en mi nuevo bowl de vinilo (parte de mi regalo de amigo invisible de A junto con un llavero de "Love" como el de Sexo en Nueva York) y me fui con cámara en mano hasta la casa de D y Dmarido para ver la sorpresa en las caras de sus hijos. Nos hartamos de reír, son niños normalmente poco expresivos, pero creo que toda su expresividad la agotan con cada día de Reyes, ¡no podían gesticular más de la sorpresa! muy muy divertido. Después me fui a casa a dormir un rato (me tuve que levantar a las 7 am para llegar a tiempo antes de que despertaran los niños) y por la noche quedamos todos para ir de tapas y hablar de los regalos. 

Esta noche A y SuperA van a preparar pizza casera (masa incluida) y jugaremos todos una sesión de Partini, aprovechando que a C le deben días libres y que trabajó ayer. Ya os contaré. Espero que hayáis tenido unos felices Reyes. ¿qué os han traído a vosotros?

domingo, 2 de enero de 2011

Año Nuevo ¿vida nueva?

Estoy sentada en el sofá que me había encargado para Reyes. Con todo el jaleo de los últimos días se me olvidó cancelar el pedido ya que aunque lo tenía decidido, gastarme 1.500 Euros después de desembolsar 6 veces más para lo que ya sabéis, no podía permitírmelo. Lo pagaré a plazos con la tarjeta. Es más bonito de lo que recordaba, al haberlo encargado hace ya casi dos meses se me había olvidado lo bien que queda en el piso. Es grande y cómodo. Las niñas no saben qué hacer ya para estar pendientes de mí, fueron a comprarme una mantita preciosa en color avellana que no me he quitado ni un día. He releído mucho la tarjeta de Navidad que me envió A. La compró en Bruselas hace un par de años, según dice y esperaba el momento adecuado para mandarla. Tiene flores de pascua rojas y blancas y el papel es satinado y en relieve, conforme se abre tiene papel de seda y escrito a pluma dice: 

"Te deseamos una vida llena de flores, como a ti te gusta, y que todo lo que te pase en este 2011 ¡sea maravilloso!
Te queremos, 
A y SuperA "

Quizás pasara todo antes de que acabara el año para que los deseos de su tarjeta se hagan realidad...
He dormido poco y mal, me despertaba a media noche siempre con recuerdos malos de mi infancia: de cuando se olvidaron de recogerme en el  7º cumpleaños de C y nadie podía localizar a mis padres; de mi comunión, las malas miradas entre mis padres; de cuando mi padre se casó y no quiso invitarme porque decía que me iba a sentir acomplejada porque las sobrinas de su futura mujer eran mucho más guapas que yo. Del tanatorio, de su funeral... Ya no estoy cabreada con él ni con nadie. Aunque tampoco creo que les importe, iba a llamar a mi hermano esta semana, pero vi en Facebook que se ha ido a hacer snow a Baqueira y cuando llamé a mi madre se apresuró a colgarme rápidamente el móvil para que no le cobraran conferencia: está de crucero. Hay que joderse. Nadie tiene dinero, pero todos se van por ahí. Quedaría mejor decir que las niñas me obligaron a salir el 31, pero no es verdad, quise salir yo. Ellas no me han dejado sola ni un momento. B se ha venido al piso a dormir conmigo los días que lo he necesitado, A se ha preocupado de que me alimente bien, nunca han habido tantas verduras, frutas y comida rica en mi nevera. C me tenía al tanto de la vida social de la ciudad contándome las anécdotas más rocambolescas de estas semanas y D me ha llamado una media de 3 veces al día para hablar y que escuchara a sus niños. Los de mis jefes también me han llamado, vinieron a despedirse hasta el año nuevo porque se marchaban con una hermana de ella que vive en Bilbao y mis niños me dieron un abrazo enorme para que no les echara tanto de menos hasta la vuelta. Hacía ya un par de meses que estaba programado que se fueran y así, como decía mi jefa, tenía yo también unos días de vacaciones navideñas, pero ahora se sentía mal, porque no quería dejarme sola. 

- No estoy sola, vete tranquila. Estoy mucho más acompañada de lo que te puedas imaginar.
- Bueno, también podías venirte, si quieres, mi hermana está encantada de recibirte, pero como prefieres quedarte aquí que sepas que desde allí hablamos cuando quieras por Skype para que los niños te vean y tú los veas a ellos.


Salí el 31 y aunque quede fatal decirlo, me lo pasé genial. Hay mucha gente que no sabe lo que me ha pasado (incluso algunos puede que den por hecho que mis padres no viven desde hace años, porque apenas los nombré) así que decidí concentrarme y olvidarme por un momento de todo, necesitaba pasarlo bien. Las chicas iban todas muy guapas, cada una a su estilo y yo también me sentía guapa, de hecho esta vez no he censurado ninguna foto. De vuelta, sobre las 6 de la mañana, nos paramos a comer churros con chocolate y me sentaron de fábula. Ha sido la única noche desde el 24 que he dormido algo relajada. La sensación que tengo ahora es como si haya pasado mucho tiempo y como si un camión hubiera pasado por encima de mí. Me siento vieja y más sola. Es una tontería, mi padre no me llamaba desde hace 4 años casi, cuando me pidió que le dejara dinero a mi hermano, pero sabía que seguía por ahí con su vida. Ahora ya no está y no podrá cambiarse. Decía antes que ya no estoy cabreada y es cierto, ya se me ha pasado el enfado porque nadie me ayudara a mejorar la relación con mi padre, porque mi propio padre no colaborara en que tuviéramos contacto. La vez que le llamé para decirle que me había comprado un piso no me cogió el teléfono y al mensaje que le escribí,  me contestó diciendo:


"pues ya sabes, ahora que estás casada con el banco más vale que te portes bien y pagues todo religiosamente, que si no, después buscan familiares que se puedan hacer cargo de la deuda"


Seguiré portándome bien, pero para cuidarme yo y ser feliz. A ver si este año tengo una vida al menos tan bonita como el año pasado, rodeada de amigas, de la familia de mis jefes, mis niños y mi piso.


Os deseo un 2011 muy bonito.